El sistema informático dejó de funcionar de repente.
Todos en el cielo iban de un lado a otro sin saber cómo arreglarlo. El técnico
estaba de vacaciones en la Tierra y no se le podía molestar, así que los
ángeles de la guarda fueron enviados por error a personas que no tocaba.
Cambiar de ángel de la guarda es un tema muy delicado. Tu
ángel de siempre es una persona de confianza que conoce cómo eres, que ha
aprendido a lo largo de tu vida a estar al lado y protegerte, que sabe de tus
secretos y tus debilidades, que se avanza a tus descuidos. Pero con este
desaguisado, ya nada era lo mismo en la Tierra. Parecía el mundo al revés: en
lugar de estar pendientes los ángeles de cada persona, era ésta la que estaba
al tanto de su ángel, que iba tan despistado que necesitaba toda la ayuda del
mundo. Así que las persones tuvieron que aprender a cuidarse a sí mismas, sin
más ayuda que sus propios medios, la educación recibida y la experiencia que habían
aprendido a lo largo de la vida.
Cuando en el cielo volvió el técnico de vacaciones se
había creado tal lazo con los ángeles equivocados que no se pudo reiniciar el
sistema.
Cada humano tuvo desde entonces dos ángeles: uno que lo
cuidaba y otro al que cuidar.