MI SUEÑO. EL BOSQUE
“Mereció la pena dejar el trabajo y emprender la huida al norte. Laura reunió las energías suficientes y dijo a su jefe:
-He decidido dejar este empleo, tengo una oportunidad al Norte que quiero seguir.
Cogió su maleta, un bulto quizá demasiado grande para lo que necesitaba y emprendió el viaje. Con su maleta cogió el timón de su vida y se marchó”.
Me interrumpe la entrada de un mensaje al móvil. Antes siquiera de verlo, la irritación se apodera de mi garganta: malditas interrupciones!-exclamo. Mi cabeza es automáticamente un desfile de pensamientos inconexos, de obligaciones que me aprietan. Una preocupación imprecisa me acorrala y me impide disfrutar de mi historia, pero me repongo y sigo.
“Laura cogió el tren. Tenía cita con un viejo amor en un bosque del Norte alejado de su casa. Dormitó durante unas horas, y dejó pasar el tiempo despreocupada. Faltaba poco para verle. Desde la ventanilla del tren, el bosque se adivinaba amplio como un lago verde…”
Sigo por el bosque, entro en mi historia, como quiero controlarla se interrumpe.
Suena el teléfono, cosas del trabajo.
- Te acabo de enviar un mensaje, lo has visto?
- No, le contesto…no lo he oido, le digo…estaba lejos, le repito…
- Pues es urgente.
Cuelgo. Poco a poco voy olvidando la tierra húmeda y blanda tapizada de ramas de pino que empuja suavemente a Laura cuando anda, el aire fresco que huele a hierba y a agua.
De nuevo un mensaje.
- Necesito verte a primera hora tenemos algunos temas que despachar.
- OK, contesto de inmediato a mi jefe.
Me visto.
Hay algo en el bosque que todavía no he descubierto. Volveré a mi historia. De
noche cuando los teléfonos callen.
Cojo el coche, y circulo por las mismas calles de siempre, el camino más corto para llegar más rápido. Veo árboles a ambos lados de la avenida. El semáforo se pone rojo y paro, pienso que me apetece dibujar las sombras y las luces de los árboles. Hace semanas que me ocurre lo mismo, veo la avenida en términos pictóricos. Vuelvo sin remedio a las primeras frases de mi historia.
Cuando el semáforo se pone en verde, giro violentamente a la derecha. El móvil no para de sonar hasta que sale volando por la ventanilla dando tres o cuatro giros y cae al suelo.
El GPS de mi coche marca el Norte.
Hay algo en el bosque que todavía no he descubierto.
Ay, sí, es un sueño, creo que compartido por muchos, el dejar volar libre al móvil y ver que es lo que el bosque tiene por descubrirnos. Sí, un sueño.
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